jueves, 27 de enero de 2011

TEORIA MATEMATICA REVELA LA NATURALEZA DE LOS NUMEROS

Para empezar teníamos la sucesión de Fibonacci que es una sucesión donde cada término es la suma de los dos anteriores (1, 1, 2, 3, 5, 8, 13, 21, 34...). Una peculiaridad de esta sucesión es que el cociente de un término entre el inmediatamente anterior nos da un número que varía continuamente, pero se estabiliza en un número conocido como razón áurea, número áureo o numero phi, 1.618033989. Seguro que aquellos que habeis leido El Código Da Vinci esto os sonará de algo.
Principio matemático fractal en la naturaleza. A primera vista, las particiones de números parecen un juego de niños. La partición de un número es una secuencia de enteros positivos que se suman para formar ese número. Por ejemplo, 4 = 3+1 = 2+2 = 2+1+1 = 1+1+1+1. Por lo que decimos que hay cinco particiones para el número 4. Suena simple, y aún así la partición de números crece a un ritmo increíble. La cantidad de particiones de 10 es 42. Para el número 100, la partición explota a más de 190 millones.
«La partición de números es una loca secuencia de enteros que rápidamente se va a infinito», señala Ono. «Esta provocadora secuencia genera asombro, y ha fascinado desde hace mucho a los matemáticos». Hasta el avance del equipo de Ono, nadie había sido capaz de desvelar el secreto del patrón complejo subyacente a este rápido crecimiento. A principios del siglo XX, Srinivasa Ramanujan y G. H. Hardy inventaron el método del círculo, el cual arrojaba la primera buena aproximación a las particiones de números por encima de 200.
«Es como Galileo inventando el telescopio, permitiéndote ver más allá de lo que se ve a simple vista, aunque la visión es tenue», apunta Ono. En 1937, Hans Rademacher encontró una fórmula exacta para el cálculo de valores de particiones. Aunque el método era una gran mejora respecto a la fórmula exacta de Euler, requería sumar infinitamente muchos números que tienen infinitas cifras decimales.
En las siguientes décadas, los matemáticos han seguido trabajando sobre estos avances, añadiendo más piezas al puzzle. Ono batalló con los problemas durante meses y su eureka llegó en septiembre, cuando estaba de excursión con sus colegas en las Cataratas Tallulah, en el norte de Georgia. Cuando andaban entre los bosques, notando los patrones en los cúmulos de árboles, pensaron que podría ser similar a «andar» entre las particiones de números. Se echaron a reír. Ya casi lo tenían. El trabajo de Ono y sus colegas ha dado como resultado dos artículos disponibles en la web de la AIM.

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