martes, 10 de mayo de 2011

POR ORDEN DEL EMPERADOR: PROHIBIDA LA REENCARNACION

La reencarnacion, es un tema central que deberia en ultima instancia ser investigado hasta el fondo, en virtud de que plantea un camino alternativo del fin de un proceso natural que indefectiblemente ocurrira a todo ser humano que este vivo en este planeta. Nadie se escapa de la muerte fisica, y para llegar a ella solo es necesario estar vivo, quedando claro y entendible, que todos, absolutamente todos, moriremos alguna vez, y lamentablemente hemos abandonado esta cuestion en manos interesadas de religiosos, que han manipulado el tema con fines de aprovechamiento a su favor.

Algunas religiones mantienen el criterio sano de fundar sus esperanzas de vida despues de la muerte, en una nueva dimension espiritual llena de amor y de bonanzas, pero tambien conservan para los que no se ajustan a sus dogmas de ensenanza, un castigo en otro lugar, radialmente opuesto, en donde el lloro y el crujr de dientes es eterno bajo suplicios inenarrables y ardiendo por la eternidad, en un claro interes de manejar con miedos y temores la mente y el corazon de los mas debiles, lo cual, se traduce en otra manipulacion controlada, para ser favorecidos con sus respectivos favores.

Para muchas religiones sería una panacea, y sabemos que habria miles de científicos judíos ortodoxos, indúes, etc, que se llevarían la medalla de sus países y de sus líderes religiosos por probar este fenómeno, sin embargo, hasta ahora no lo han hecho, porque de una manera o de otra, continúa siendo este, un tema del ámbito religioso, espiritual y parapsicológico.

Pero como aún no se ha explicado y probado científicamente el proceso, y ese es el motivo por el cual la ciencia no puede aceptar (por ahora) el fenómeno de la reencarnación, la pregunta es si los métodos utilizados (como la hipnosis regresiva o la grafología) son suficientes para comprobar su existencia. Tal vez lo sean, pero nos faltaría conocer cómo se realiza el proceso, y según la ciencia, tener la capacidad de observar empíricamente su repetición.

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