jueves, 8 de marzo de 2012

Silencio

Un@ no puede ver realmente hasta que comprende..

.
Nos han hecho creer que sólo a través de la lectura de libros complejos podemos llegar a comprender y ver la realidad. Filosofía, teología, mitología, ciencia... muchas veces inaccesibles a nuestro entendimiento.

Lo esencial es invisible a los ojos...


Sin embargo, hay muchos libros sencillos en los que es fácil bucear y profundizar.
Cuando leí por primera vez "El Caballero de la Armadura Oxidada" me maravilló la sencillez con la que se exponían un montón de ideas en siete capítulos, en 51 páginas.

El dilema del Caballero
En los Bosques de Merlín
El Sendero de la Verdad
El Castillo del Silencio
El Castillo del Conocimiento
El Castillo de la Voluntad y la Osadía
La Cima de la Verdad

A través de la aventura épica del caballero comprendí muchas cosas y eso me permitió ver realmente la armadura de cada un@ de nosotr@s y fundamentalmente cobrar mayor consciencia de la mía. Y no sólo eso, sino que además me proporcionaba un sencillo mapa y me orientaba a concentrar mi dilema, a explorar la magia, a adentrarme en un territorio para conocerme a mí misma, para descubrir "mi verdad".

He paseado muchas veces el Sendero que me ha llevado a pasar un tiempo en mis Castillos. Alejarse de los ruidos es imprescindible para poder escuchar la propia voz. Esa que está conectada con nuestra Naturaleza y, por tanto, con el conocimiento de nuestra Inteligencia, con el despliegue de nuestros potenciales.

Cuando escuchas tu propia Voz, tu verdadera Voz, te das cuenta de que el miedo es un mensajero que nos avisa de posibles peligros para poder prestar más atención y que te proporciona las energías necesarias y suficientes para hacerte dueñ@ de tu voluntad y de esa forma hacer uso de la valentía para resolver el enigma, para encontrar la salida, para llegar a la Cima.  Ahí, en la Cima de la Verdad, hay que dar un salto al ... ¿abismo?  Un abismo se abre ante nosotr@s. Un abismo que rompe el molde en el que nos han amasado.

Si vamos acompañad@s de ruidos y temores pezuñados nos puede parecer estar ante un abismo tenebroso, sin esperanza y sentir un vértigo nauseabundo.
Parece un abismo insalvable cuando las voces que nos lo describen son externas y dejamos que nos impongan pesadas armaduras de indefensión, de manipulable ignorancia, de... tortura.


Un@ no puede ver realmente hasta que comprende...


Escuchar la propia Voz es la herramienta imprescindible para comprender y entonces ya empezamos a ver realmente lo que representa el abismo.  En estos tiempos y espacios de prisa prefabricada se empezuñan una y otra vez en ponernos barreras para dificultar el dedicar tiempo al Silencio, con el propósito de impedir que lleguemos al núcleo de nuestra Voz Interior.

Sin embargo, la única barrera existente es la armadura propia, la que nos hace cómplices de ese ruido, ruido, ruido... el resto son espejismos que podemos diluir cada vez que un@ se cita consigo mism@ en esa estancia del Silencio, al menos unos minutos cada día.

Son muchos los libros, las revistas, los documentales, los blogs, las webs.. que he visitado para escuchar las voces externas que van explorando y dibujando el territorio de la Vida (con buena voluntad o con intenciones pezuñonas) y me he ido dando cuenta que sólo puedo ver lo que me cuentan cuando lo comprendo. Es decir, cuando sobre la mezcla de ruido-señal emerge nítida mi Voz interior.

Uno de los primeros abismos que hay que saltar nos lleva a comprender las grandes mentiras en las que hemos sido adiestrad@s. Grandes mentiras que sirven de señuelos para despistarnos o de barreras para impedirnos acceder a la magia de la existencia sin intermediarios.

Sé que muchas personas aún no se han decidido a dar ese salto y es muy posible que el motivo sea que aún no se han dado cita con el Silencio y ahoguen su voz entre el ruidoso circo que proporciona el mecanicismo tecnoilógico, con sus drogas hilarantes y sus venenos hostiles.

Silencio.. Escúchate.
Yo no vengo a enseñarte a ver, tan solo a recordarte que tu Voz Interior te está hablando.
Desde mi silencio puedo escucharte.

Oasis



No hay comentarios.: