sábado, 21 de abril de 2012

LA PINEAL Y LOS OJOS, EL UMBRAL A OTRAS DIMENSIONES

La psico-fisiología de la CONcieCIA, ¿Cómo perdimos el paraíso?
Conocer la conexión entre la glándula Pineal y los ojos es conocer la ilusión de MAYA, la matriz del Holograma. Con estas noticias que confirman que aquí no estamos solos, los seres de luz están aquí en otra dimensión y por ello ya estamos listos a conocer como creamos el holograma para penetrar otra dimensión que coexiste aquí con nosotros. Conocer como creamos nuestra realidad, para saber escoger la línea de tiempo del renacer de la humanidad y la vuelta al Paraíso Perdido.

Estaba escrito en el génesis Maya, el PopolVu, que poseiamos la clarividencia y la clariaudiencia, ademas de que era posible alterar el estado de conciencia real reflejado en el campo visual y otras anomalías incomprensibles. Aunue todo esta informacion se perdio con el tiempo, Ahora ya podemos recuperar el sistema inmune de cuando éramos bebes, la activación del Timo (4to Chakra) y la visión completa al unir los ojos a la Glándula Pineal para penetrar la ilusión de MAYA, es decir, el holograma que vemos como realidad alterna.

LOS OJOS SON EL ESPEJO DE LA CONCIENCIA. Vivimos en un multiverso, nuestra mente puede llegar a varias dimensiones en el tiempo-espacio, nuestro cuerpo se mantiene en esta dimensión física mientras que la mente a través de los ojos puede entrar en otras dimensiones y experimentarla físicamente. Somos maravillosos, mágicos y divinos.

Al fusionar conocimientos de Iridologia, osteopatía craneal, neurología óptica, notamos como la percepción emocional a través de los ojos se descifra porque los Mayas se deformaban los cráneos y tenían un semi estrabismo., Sin embargo,

Veremos esto desde el Popol VU,  el génesis de los Mayas,  y la razón de la deformación de los cráneos Mayas y el flequillo con una bolita en los jóvenes Mayas,  para aprender a hacer el bizqueo a fin de que este tipo de mirada pudieran ver los secretos escondidos en los bajo relieves de las pirámides Mayas descubiertas por Maurice Cotterell.







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