sábado, 25 de mayo de 2013

LAS RAZONES OCULTAS DE LA DESTRUCCIÓN DE LA ATLÁNTIDA (La Teoria)

Para que los humanos pudieran desarrollar la auto-consciencia o sea la capacidad de darse cuenta de lo que piensan, de lo que son, de lo que hacen, etc. (capacidad que no disponen en general los animales) se requirió que primero su cuerpo astral estuviera plenamente desarrollado y en perfecto funcionamiento. 

Esto debido a que la auto-consciencia se genera a partir del efecto “espejo”. Mientras que no te has visto, no sabes quién eres tú. Por ejemplo, es sólo cuando te ves a través de un reflejo, que al contemplar tu imagen, tomas consciencia que esa imagen eres tú. Y ese proceso de “reenvío de imagen” toma su lugar en el interior del hombre a través del cuerpo astral.




Por lo tanto, a través de las edades, hubo que desarrollar enormemente el cuerpo astral, lo que condujo a la catástrofe de la Atlántida. Era previsible, y los que juzgan a los atlantes, diciendo:

« Condenados atlantes. No captaron nada de la espiritualidad. Tuvieron que hacer caer a la humanidad (después de la catástrofe de la Atlántida, la humanidad retrocedió casi a la época de las cavernas). No podían estarse tranquilos en vez de estar haciendo sus manipulaciones de hechiceros…»

Aquellos que juzgan de esta manera, es porque no conocen como procede la evolución de la humanidad, su desarrollo oculto. Había que desarrollar plenamente el cuerpo astral. Lo que significa que el cuerpo astral iba a estar fuertemente exacerbado. En ese momento de la evolución, el cuerpo astral iba a ser el lugar donde las energías iban a apoyar lo más fuerte. Lo que implicó que los humanos iban a volverse particularmente consciente a ese nivel.

Los atlantes por lo tanto, estaban extremadamente conscientes del plano astral, lo que lleva a ciertas personas a afirmar que los atlantes estaban sometidos al astral. Lo cual no es completamente cierto. Hay una diferencia entre estar consciente a cierto plano de existencia y pertenecer a ese plano. Por ejemplo, los animales no son responsables de su violencia. Viven en el plano físico, pero no tienen una consciencia en el plano físico para decirles: “¡Atención! No hay que atacar a los humanos”. En cambio estar consciente significa tener la capacidad de ser un testigo y tener la opción de decisión.

Aunque era inevitable que el cuerpo astral de los atlantes se volviera tan enorme, tan hinchado, que el orgullo, la vanidad y la ambición los tentara enormemente, siempre tuvieron la posibilidad de tomar una elección. O sea que un hombre, a pesar de ser llevado al extremo de lo que puede soportar, como individuo social, o como individuo perteneciendo a cierta raza, siempre tiene la opción de decisión.

(No hay que irse a los extremos, o culpar a los atlantes de todo, o al contrario, exonerarlos de toda culpa.)

No hay que pensar que como hubo que desarrollar enormemente el cuerpo astral y que ese desarrollo sucedió con los atlantes, entonces, si enloquecieron por el poder, tal vez no fue su culpa, ya que fueron las víctimas de un momento de la evolución humana, padeciendo por las energías que la Jerarquía enviaba en ese momento.

No piensen así, porque si bien los humanos, cada cierto tiempo son sometidos a la alquimia energética que los hará evolucionar, son sometidos a presión al momento de recibir una nueva iniciación para su desarrollo, siempre está posicionado en ellos, en lo más profundo de su alma, la consciencia para hacer la diferencia y hacerlos decir:
« Bueno, en este momento paso por un mal periodo, que sea para mi propio desarrollo o para la evolución de toda la humanidad. Paso por un mal periodo, pero aun así, no tengo el derecho de hundirme ejerciendo de manera negativa las energías que recibo. Siempre debo utilizarlas de manera positiva. »

(Lo mismo se aplica en la actualidad. Sin importar la situación, no debe tomarse como pretexto para hacer daño a los demás.)

Cuando esta transformación es propuesta de manera individual, se elige a la persona, y es raro que el discípulo rechace el bien que le es hecho y ejerza en mal la energía que le es dada. En cambio, cuando la alquimia energética se lleva a cabo de manera conjunta sobre una raza o sobre toda una humanidad, los discípulos no son escogidos. (ver el plano etérico se está intensificando)

¡Es para todo el mundo que pasa!

Y cuando el desarrollo sucede para todo el mundo, la adquisición de un mayor poder cayendo en individuos que no están todavía suficientemente desarrollados, va predisponer al desastre, y es lo que condujo a la catástrofe de la Atlántida.

El reino de la Atlántida fue destruido no porque sus sacerdotes los más avanzados se hayan vuelto locos, sino porque los sacerdotes los menos avanzados se volvieron mayoritarios y comenzaron a poder manipular las fuerzas tan bien como los sacerdotes avanzados, pero con locura, con fines egoístas. Y cuando el número prevalió sobre la pureza, la civilización atlante se derrumbó.

Del mismo modo, todas las civilizaciones son siempre arrastradas por el número. No porque los grandes Iniciados que las guían se hayan vuelto locos, sino porque, a causa de la evolución, la energía que es enviada, se vuelve cada vez más accesible para todos.

Esta energía llegando a todo el mundo, desarrolla los poderes latentes, incluso en aquellos que todavía no están listos para desarrollarlos, y son esos individuos que volviéndose cada vez más numerosos, contribuyen a estropear la sabiduría iniciática que es dada, y a que las civilizaciones se desmoronen

¿A partir de ese momento, que hace el Maestro que está a cargo?

El Maestro que se encontraba a cargo de esa civilización tomó todo lo que poseía de Dios y que daba a los atlantes. Enrolla sus papeles de la sabiduría. Guarda todos sus documentos en donde están inscritas las frases claves, las claves de poder, las invocaciones a los ángeles y a las grandes entidades cósmicas. Y se lleva la llama que está en el altar que representa la presencia divina y que sirve de punto de iniciación y de bautismo.

A partir de ese momento, cuando todo va mal, se lleva todo eso y se refugia en las montañas a la espera de un tiempo mejor, pero sin resentimientos. El Maestro no se dice al momento de partir:
« ¡Decididamente estos humanos no valen nada! Siempre es la misma historia que recomienza. Saquean todo. No comprenden nada. Destruyen, violentan, profanan, y ahora tengo que partir a hurtadillas bajo mi capa, e irme a esconder lejos. ¡Decididamente, mejor me hubiera quedado en Shambala! »

El Maestro no piensa de esa manera porque Él sabe. Él conoce los ciclos y sabe que inmancablemente momentos de lo que podríamos considerar una temporal decadencia van a surgir. (ver las yugas del hinduismo)

Mucho tiempo antes, el Maestro comienza ya a paulatinamente disminuir el efecto iniciático de su presencia. De la misma manera que la energía desciende cada vez más intensamente en el mundo para hacer evolucionar a los humanos (lo que desarrolla al mismo tiempo los puntos negros que llevan por dentro esos humanos, para que esos puntos negros puedan ser evacuados). De la misma manera el Maestro que está a cargo, comienza a restituir su luz a la Logia de Maestros a la que pertenece, hasta el día en que finalmente no queda de su presencia casi nada, y este procedimiento se efectúa de manera natural.

No es de repente, un día, que el Maestro se da cuenta que Dios y él, ya no son los bienvenidos y debe irse. Él sabe que eso sucederá, y que debe irse preparando mucho tiempo antes. Él sabe que eso es algo normal, como ustedes saben que es normal que su hijo reaccione de tal o de tal manera de acuerdo a una determinada circunstancia. No es necesario utilizar la clarividencia para saberlo. Lo saben. Conocen la naturaleza del niño, la naturaleza del evento, y sólo pueden tener razón de la conclusión a la que llegan.

Del mismo modo, el Maestro sabe qué va inevitablemente suceder a raíz de los trabajos efectuados con ciertas energías. Es como en la actualidad, considerando el trabajo que se lleva a cabo con ciertas energías (ver las energías cósmicas recibidas por la Tierra). El Maestro sabe exactamente cuáles son los riesgos y cuál es la parte de la humanidad que representa un peligro, porque esa parte va a exteriorizar la energía que llega de manera negativa. (Un ejemplo es ¿Por qué los valores morales se degradan mundialmente?)

Es por eso que en la evolución humana se tiene que hacer una cosa después de la otra.

(Y que el recorrido es tan lento, porque contario a lo que se piensa, la evolución no se efectúa en línea recta, sino en una curva serpentina, en donde los ciclos de auge se alternan con ciclos de decadencia. La diferencia es que en cada auge se asciende un poco más y en cada decadencia se desciende un poco menos…)


Pastor (maestro de sabiduría, 22-10-88)


En otra conversación, Pasto detalló más sobre el tema:

« En un pasado lejano, los Maestros vivían entre los hombres. Ellos eran accesibles a los hombres. Así, en la época de la Atlántida, el Maestro que guiaba la evolución de ese pueblo, vivía entre la población. Conocía a todo el mundo. Las madres podían llevar a presentarle a su recién nacido para que le diera su bendición. Aconsejaba a los jóvenes la vocación que mejor les convenía en función de su rayo, y así en varios aspectos era una fuente de amor y apoyo que ayudaba en el destino de las personas, pero que también, hacía prevalecer la Ley divina.

Sin embargo, resulta que cierto número de autoridades comenzaron a no aceptar la situación y a querer imponer su autoridad. Se trataba de los sacerdotes de la Atlántida, que con el tiempo habían adquirido mucho poder:

Ellos podían por ejemplo, provocar relámpagos, podían crear marejadas, etc. Y cegados por la ambición y arrogancia, se dijeron:

¿Por qué debemos obedecer a los Maestros, a la Ley?

¿Qué nos impide volvernos nuestros propios maestros, puesto que detenemos el Poder?

(El detalle es que la Ley divina no está por capricho, sino para mantener el equilibrio y la harmonía en la Creación, sin ella todo se vuelve un caos y es lo que sucedió)

¿Qué hizo el Maestro entonces?

El Maestro no trató de recuperar la autoridad, porque él no es un ser que luche por el poder. Él trata de aportar la Luz, el Amor, la Ley, pero cuando la mayoría de la gente ya no quiere saber más de eso, él simplemente se retira. Enrolla sus pergaminos, se lleva las siete piedras preciosas, y lo más importante, toma el cetro, y se va sin que la gente se dé cuenta. Toma cuidando de borrar sus huellas en el suelo, para que no lo puedan seguir, y para que los hombres olviden completamente de su existencia, puesto que ya no quieren saber más de su mensaje.


Y así, el Maestro entró en la montaña. Escogió la montaña que estaba lo más alejada del mundo de los hombres en esa época, y entró en lo más profundo de ella. Pero no crean que se fue por miedo diciéndose “tengo que esconderme”, o por enojo exclamando “puesto que ya no quieren saber de mí, ¡me largo!”

No. Si el Maestro se alejó, fue principalmente para proteger la llama, porque lo importante es la llama. Ni modo si los hombres no quieren participar más en la majestuosidad, pero hay que proteger la llama, porque la llama, sépanlo, es la manifestación del espíritu de Dios en la Tierra, y la manifestación del espíritu de Dios debe permanecer intacta, debe de ser preservada. »

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