sábado, 21 de febrero de 2015

Este cristiano ha viajado hasta Irak para matar yihadistas… y nos lo cuenta

“He venido aquí para liberar a esta gente del Estado Islámico, para que vuelvan a sonar las campanas en las iglesias”. El que habla es Brett Royales, un veterano de guerra norteamericano que ha viajado hasta Irak para derrotar al Califato, para defender los pueblos cristianos del Nínive, en el norte del país. En los últimos dos años, miles de extranjeros se han sumado a las filas del grupo yihadista. 

Sin embargo, esta es la primera vez que varios occidentales, recién llegados desde Estados Unidos, Canadá e Inglaterra, emprenden su propia misión contra el Estado Islámico.


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Los seis nuevos voluntarios entrenan ahora junto a la milicia cristiana de Dwekh Nawsha (los sacrificados), que combate junto a los soldados kurdos peshmerga. “En los próximos días van a llegar 100 más”, cuenta Brett, el único que hasta el momento ha estado en el frente, “pero ahora me hago cargo del reclutamiento: queremos gente con experiencia militar, con habilidades específicas en materia de seguridad”. Junto a él, posa Scott, también veterano del ejército estadounidense. “Soy de Carolina del Norte, de los Estados Unidos, y estoy más que feliz de haber venido hasta aquí”, cuenta. “¿Qué quiero conseguir? Quiero a “Daesh” (acrónimo despectivo para el ISIS) fuera de este país. Quiero destruirlos”, sentencia. A su lado, Andrew, un canadiense, se dirige a la cámara: “He venido para proteger a los inocentes, a cualquier precio. Este es un problema mundial y todos deberíamos implicarnos”.
El joven Brett Royales, de apenas 28 años, lidera la nueva brigada internacional anti-ISIS. Desde Dohuk, al norte del Kurdistán iraquí, relata a El Confidencial los prolegómenos de su viaje: “Quería venir a luchar a Irak pero sin portar ninguna bandera”. Para distraer a los servicios de inteligencia se inscribió en un curso de árabe en Beirut y desde allí viajó hasta el Kurdistán. Una vez en Erbil se unió a la milicia cristiana Dwekh Nawsha, con quienes había establecido contacto a través de Facebook. “Soy católico –manifiesta–, la cristiandad es la cristiandad, y ayudo a mis hermanos necesitados vengan del país que vengan. Nos quedaremos aquí hasta que cumplamos nuestra misión. (…) Mi objetivo es establecer una comunidad cristiana para que puedan autogobernarse y vivir finalmente en paz”.
“Mi país me considera un terrorista”
En algunos de los vídeos que circulan por las redes sociales, Brett posa con el uniforme de combate de Estados Unidos y una bandera norteamericana sobre el brazo. Y es que esta no es la primera vez que el soldado Royales combate en Irak: en los años 2006 y 2007 estuvo destinado con el Ejército estadounidense, una experiencia en la que “artefactos IED me hicieron volar en dos ocasiones por los aires”. En el año 2008, asegura, pasó a trabajar para el Departamento de Estado. “Saben que estoy aquí, podría decir que mi país me considera un terrorista. El cónsul me ha llamado para advertirme que no me uniera a ningún grupo, me dijo que el FBI me está investigando”, afirma.
Y es que Brett, que utiliza este pseudónimo para su nueva andadura por Oriente Medio, recuerda a la figura del estadounidense Eric Harroun, un exsoldado norteamericano que, tras convertirse al Islam, viajó hasta Siria para luchar contra Bachar al Assad en el bando del Ejército Libre de Siria. El Gobierno de EEUU le acusó de haber combatido junto a Jabhat al Nusra (la franquicia de Al Qaeda en Siria). Este periplo llevó a Harroun ante la Justicia estadounidense, que rechazó su implicación en actividades terroristas aunque, mientras esperaba su juicio, pasó seis meses encerrado en una celda de aislamiento.
“Pero yo no lucho con un grupo terrorista –exclama Brett–, las brigadas cristianas Dwekh Nawsha son consideradas como un grupo separatista. En cualquier caso, este es el precio que hay que pagar por aquellos a los que amas”, dice. “Hay un momento en tu vida en el que tienes que dejar de preocuparte por las leyes de los hombres y seguir las leyes de Dios”.
Los vengadores de Satán
Ante la cámara de su ordenador, Brett muestra los tatuajes de sus brazos, en los que pueden verse el rostro de Jesucristo y una escena de la crucifixión. Además, enseña algunas de sus armas, un fusil AK con telescopio y una pistola guardada en el pantalón. “También tenemos PKCs (ametralladora de origen soviético), RPKs (ametralladora de mano Kalashnikov), y estamos recibiendo RPGs (lanzagranadas), pero nos estamos quedando sin fondos”, cuenta. ¿Su fuente de financiación? “Recibimos donaciones”, explica, fundamentalmente de las comunidades asirias cristianas iraquíes que emigraron a Europa, Australia y Estados Unidos tras la diáspora que siguió a la intervención norteamericana.
Para la nueva brigada de voluntarios, el Estado Islámico es “el ejército de Satán”. “Puedes ver sus banderas negras gays ondeando por todas partes. (…) Ayer y hoy han masacrado Bakufa (uno de los pueblos cristianos del Nínive). Son gente corriente, animales, pero gente normal, lo que pasa es que su propaganda les hace parecer más de lo que realmente son”, revela Brett. “Son una panda de cobardes, les gusta camuflarse en la oscuridad, en la lluvia, cuando hay niebla… son unos payasos, están luchando por algo que ni siquiera existe”.
El nuevo “cruzado”, como él mismo se define mientras bromea, también está dispuesto a morir. “¿Qué dice Jesús? El hombre que intenta salvarse es un perdedor –recita–, pero el hombre dispuesto a dar su vida por los demás es un salvador. (…) Prefiero morir aquí por esta gente que en un accidente de coche en Estados Unidos o de cáncer o algo estúpido…”. Según explica, su familia pensó que estaba “loco” cuando les contó que sus planes eran participar voluntariamente en la nueva guerra de Irak.
Cuenta que no entienden sus motivos religiosos y que siempre le miraron con extrañeza cuando acudía a misa con demasiada frecuencia. “Dios siempre ha sido lo más importante de mi vida”, explica emocionado, “y esta nueva lucha es entre Dios y el Diablo. Nos hemos visto obligados a tomar las armas, esta podría ser la tercera cruzada”.

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